Wiki Biblioteca de la Libre Ficción
Advertisement

Las arenas de aquel extenso desierto cubrían todo el paisaje, Kael el joven líder de los saqueadores de las arenas conocidos como los "Escorpiones Escarlata" oteaba el horizonte en lo alto de una duna mientras sus hombres saqueaban un antiguo almacén de armas y tecnología. Se levantó las gafas de motorista dejando ver un parche tapando su ojo derecho, enfermo desde hace muchos años, se acomodó el largo pañuelo color abano en su cuello y mientras observaba se podía ver en su rostro nostalgia.

Kael Reigmar: Hermano...

La mente de Kael comenzó a recordar su amargo pasado; un pasado que lo atormenta constantemente, un pasado que alimenta su odio y llena su desgracia.

Ocho años atrás.

El asentamiento de Neker estaba lleno de casas de madera en su mayoría a diferencia de los "más favorecidos" cuyas casas eran construidas con ladrillos decorados y con un tamaño bastante superior a las de los demás habitantes; por otro lado en los extrarradios del asentamiento destacaban las chabolas de madera en muchos casos de mala calidad y podrida. Neker se encuentra en una sabana cuya temperatura variaba bastante entre 28 y 45º en el día y entre los 10 y -25º en la noche, contando con seis meses de sequía bastante agresiva y de otros seis meses de lluvias aunque en algunos sectores de este territorio escasas, las tormentas de arena y el calima están a la orden del día. 

En aquel entonces se habían reunido los principales líderes del Clan de los Escorpiones escarlata el clan estaba dividido y gestionado por cinco líderes los cuales eran guiados por un Señor del Clan. 

El Señor del Clan en esa época era Lathros Reigmar apodado "el rápido" por sus estrategias relámpago y su velocidad al realizar saqueos, Lathros era respetado por todo el clan y en esa noche estaban reunidos bebiendo, disfrutando y repartiendo el botín más reciente.

Habían recuperado los antiguos planos de lo que parecía ser una de las pocas armas de combates de cuerpo completo, algunos las llamaban armaduras de combate, aquellos planos residían en una tienda alejada de la tienda principal y custodiada por dos guardias.

En la noche el cielo estaba totalmente despejado dejando ver una media luna brillante rodeada de astros, Lathros salió a buscar un poco de aire, a pasear y a reflexionar un poco, entonces se dio cuenta de algo al llegar a la tienda donde se encuentran los planos, los dos guardias estaban muertos, sus cuerpos estaban calientes aún. Lathros entró y en la oscuridad de la tienda vio como los planos no estaban, pero una sombra sospechosa aún permanecía allí. 

Lathros desenvaino una antigua espada, que perteneció a su padre y al padre de este, una espada la cual quien la poseyera lideraría el clan sin oposición alguna. La espada de gran filo y de tamaño medio de forma curva y en aquella noche, como muchas otras de luna llena, su luz azul era reflejada en aquella arma.

Lathros cargó hacia aquel cazarrecompensas que con gran habilidad esquivó sus envites entonces en un momento de distracción Lathros volvió a cargar pero el cazarrecompensas supo esquivarlo y cortar el tendón de su pierna derecha con uno de sus cuchillos, tras esto le cortó el cuello, un alarido seco salió de Lathros que se desplomó sobre el suelo con los pocos minutos de vida agonizando en solitario, aquel cazarrecompensas desapareció en la espesura y la oscuridad de la noche.

Varios metros más allá Kael con sus recién cumplidos dieciséis años vio todo lo que aquel día ocurrió, vio la cara del asesino de su hermano, y vio como el mejor amigo de su hermano Akren tomó la espada y siguió adelante, dejando a su hermano morir en solitario.

Los días pasaron, Akren se convirtió en Señor del clan sin nadie que se le opusiera, pero hubo alguien que se mantuvo hostil ante todo esto, Kael lleno de odio, fue entrenado por el mismo anciano del clan que entrenó a su hermano Lathros; el día en el que Kael sería lo suficientemente fuerte haría justicia y retomaría lo que es suyo por derecho.

Los meses pasaron, y en una incursión a un campamento de bandidos, el cual resultaron victoriosos los escorpiones escarlata, en el "patio" del campamento Kael con una espada manufacturada por los mejores herreros del clan, una espada totalmente igual a la espada que ahora portaba Akren, la espada de Kael tenía una inscripción la cual ponía "portadora de sueños" una espada cuyo resplandor cegaría a los mismos dueños del universo. 

En aquel patio Kael desenfundó la espada frente a Akren, retándole a un duelo.

-Kael Reigmar: Akren, es hora de que me devuelvas lo que robaste a mi familia, es hora de vengarme por haber dejado morir a mi hermano.

-Akren Drenos: ¿Verdad? El pequeño Kael está cansado de esconderse y ahora se enfada por la leche derramada ¿Que vas a hacer? ¿Crees que vas a derrotarme?

-Kael Reigmar: No solo te derrotaré, sino que me haré cargo del clan después de hacerlo.

-Akren Drenos: Jajajajajaja veremos... 

Kael y Akren comenzaron a analizarse el uno al otro, a girar uno entorno a otro observándose, buscando puntos débiles, verificando quien sería el primero en atacar, solo uno de ellos prevalecería después de esta batalla, un duelo que cambiaría el destino del clan para bien o para mal...

Akren cargó directamente hacía Kael, pero este lo esquivó con facilidad y aprovechando lo que aprendió hizo una herida leve en el brazo de la espada a Akren que soltó un gruñido de frustración, tras esto soltó un grito de furia e intentó volver a atacar a Kael, pero Kael rápidamente hirió el costado de Akren haciéndolo caer de rodillas a causa del dolor.

-Kael Reigmar: ¿Te rindes ahora?

-Akren Drenos: ¡Jamás!

Akren totalmente enfadado intentó atacar a Kael, pero la velocidad de este hizo que con un corte en el cuello cayera de espaldas en la arena, tiñendo las arenas de sangre y dándole a Kael la victoria y el liderazgo de su clan.

Advertisement